Escrituras sobre Sanidad
por Joan Hunter


Alaba, alma mía, al SEÑOR, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias. Salmo 103:2-3

Envió su palabra y los sanó, y así los rescató de sus destrucciones. Salmo 107:20

…Si escuchan diligentemente la voz del SEÑOR su Dios y hacen lo que yo considero justo, y si cumplen mis leyes y mandamientos, no traeré sobre ustedes ninguna de las enfermedades que traje sobre los egipcios. Yo soy el SEÑOR, que les devuelve la salud. Éxodo 15:26

Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados. Isaías 53:5

Esto sucedió para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías: «Él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores.» Mateo 8:17

Hijo mío, atiende a mis consejos; escucha atentamente lo que digo. No pierdas de vista mis palabras; guárdalas muy dentro de tu corazón. Ellas dan vida a quienes las hallan; son la salud del cuerpo. Proverbios 4:20-22

Él mismo, en su cuerpo, llevó al madero nuestros pecados, para que nosotros habiendo muerto al pecado, así vivamos para la justicia. Por sus heridas ustedes han sido sanados. 1 Pedro 2:24

…He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas. De seguro voy a sanarte. 2 Reyes 20:5

El SEÑOR te mantendrá libre de toda enfermedad y alejará de ti las horribles enfermedades que conociste en Egipto; en cambio, las reservará para todos aquellos que te odian. Deuteronomio 7:15

Gran remedio es el corazón alegre, pero el ánimo decaído seca los huesos. Proverbios 17:22

Cuando Jesús bajó de la ladera de la montaña, lo siguieron grandes multitudes. Un hombre que tenía lepra se le acercó y se arrodilló delante de él. —Señor, si quieres, puedes limpiarme —le dijo. Jesús extendió la mano y tocó al hombre. —Sí quiero —le dijo—. ¡Queda limpio! Y al instante la lepra desapareció. Mateo 8:1-3

He aquí! Que Yo Soy el SEÑOR, el Dios de toda carne. ¿Hay algo imposible para mí? Jeremías 32:27

Y si tú haces estas cosas, Dios despuntará su propia luz gloriosa sobre ti, como la aurora. El te sanará, tu justicia te abrirá el camino, la gloria del SEÑOR será un escudo delante de ti; y la gloria del SEÑOR te seguirá. Llamarás, y el SEÑOR responderá; pedirás ayuda, y él dirá: "¡Aquí estoy!". Isaías 58:8-9

El temor del SEÑOR prolonga días, pero los años del malvado serán acortados. Proverbios 10:27

Hay ahí uno que habla como los traspasos de una espada, pero la lengua del sabio promueve salud. Proverbios 12:18

La lengua que brinda consuelo es árbol de vida; la lengua insidiosa deprime el espíritu. Proverbios 15:4

Adora al SEÑOR tu Dios, y El bendecirá tu pan y tu agua. Yo apartaré de ustedes toda enfermedad. En tu país ninguna mujer abortará ni será estéril. ¡Yo completaré el número de tus días! Éxodo 23:25-26

El también me instruyó y me dijo: Aférrate de corazón a mis palabras; obedece mis mandamientos, y vive. Proverbios 4:4

El restaura al abatido y cubre con vendas sus heridas. Salmo 147:3

La oración de fé sanará al enfermo y el Señor lo levantará. Y si el ha cometido pecado, el será perdonado. Santiago 5:15

Yo no he de morir, he de vivir, proclamaré las maravillas del SEÑOR. Salmo 118:17

Pero para ustedes que temen mi nombre, el Sol de Justicia se levantará con sanidad en sus alas. Y ustedes saldrán libres, saltando con gozo, como becerros recién alimentados. Malaquías 4:2

“Pues yo restauraré salud en ti, y te sanaré de todas tus heridas”, dice el SEÑOR. Jeremías 30:17

No seas sabio en tus propios ojos, reverentemente teme y adora el SEÑOR y retorna (enteramente) lejos de toda iniquidad. Esto será salud a cada nervio de tu cuerpo, a cada tendón, a cada medula, y refrescará cada hueso de tu cuerpo. Proverbios 3:7-8

Bendiciones a todos aquellos que muestran reverencia y creen al SEÑOR, en todos los que le obedecen a El! Su ganancia será prosperidad y felicidad. Tu esposa será contentada en tu hogar, será como vid llena de uvas. Y mira a todos esos niños! Allí ellos se sientan alrededor de la mesa en la cena, vigorosos y saludables, como jóvenes árboles de olivo. Esa es la ganancia de Dios, a aquellos que le muestran reverencia y le creen. Salmo 128:1-4

No se nublarán los ojos de los que ven; prestarán atención los oídos de los que oyen. Isaías 32:3

Ningún mal habrá de sobrevenirte, ninguna calamidad llegará a tu hogar. Salmo 91:10

Y cuando Yo pasé junto a ti, y te vi luchando fuertemente en tu sangre, Yo te dije a Ti en tu sangre, Vive! Si, Yo te dije a Ti en ti en tu sangre, Vive! Ezequiel 16:6

Y ellos temerán el nombre del SEÑOR desde el occidente, y Su gloria desde que el Sol le levante; cuando el enemigo venga como una inundación, el Espíritu del SEÑOR levantará un estandarte contra él. Isaías 59:19

Oh! SEÑOR mi Dios! Yo clamé a Ti y tú me sanaste. Salmo 30:2

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